Desde inicios de la década de los 80, el río Ewan ha sido un icono de la pesca deportiva de truchas y robalos en la provincia. La familia Goodall desde siempre mantuvo una postura abierta y cooperativa para con los pescadores permitiéndoles el acceso libre y gratuito para que pudieran disfrutar de esta actividad. Con el paso del tiempo el acceso comienza a verse afectado por diferentes motivos, entre ellos vale nombrar los cortes de alambres, realización de campamentos mutitudinarios, realización de fogones, marcado de caminos y huellas por toda la propiedad, hasta la instalación de casillas permanentes en la zona de la desembocadura. Además la presencia de pescadores deportivos creció a números exorbitantes tanto que llegaron a contabilizarse 45 pescadores en un sector, con separación de un metro entre ellos. Claramente una presión que difícilmente pueda sostener ningún río del mundo.
Diego Castillo creció escuchando anécdotas contadas por su padre sobre las truchas gigantes del río Ewan. Desafortunadamente para inicio del nuevo siglo la población de las mismas ya había sido diezmada. Por ser un apasionado del deporte, del cuidado del medio ambiente y del manejo de las pesquerías deportivas, Diego encara junto a Estancia Viamonte el proyecto “Saneamiento del río Ewan” con el único objetivo de devolver un poco de todo lo que esta familia y este deporte nos ha dado a toda la sociedad.